lunes, 25 de abril de 2022

Como de película


Puedo verla desde mi lugar detrás de los árboles. Está cantando mientras camina por la casa en busca de algo para comer y es evidente en sus pasos que ésta es una de las primeras veces que sus padres la dejan sola. Cuánta inocencia. 

El patio está oscuro, pero aún si prendiera las luces de afuera no podría verme. Llamo a su número de celular el cual obtuve hace unos días y ella contesta con su voz tan peculiar, tan de niña que jamás ha tenido miedo real en su vida. “Te estoy viendo” le digo, ella no me cree, piensa que es una broma.

“Estás en la cocina preparando un sándwich y vas a volver a tu habitación a seguir mirando una serie.” Ante lo que le digo noto que se pone más nerviosa y me pregunta cómo sé eso. “Te estoy viendo.” le repito. Me pregunta quién soy, eso no se lo puedo contestar o arruinaría toda la trama. Ella cuelga la llamada.

Abro la cámara de mi celular y grabo un corto video donde se la puede ver, ahora, en el living de su casa, asustada, sin saber bien qué hacer, sin saber a dónde mirar o a quién esperar. Mando el video por la red para que se reproduzca en el televisor de la sala donde se encuentra. Quiero ser claro y que me entienda. La estoy mirando.

Ante esto ella comienza a gritar, por lo menos ya no cree que es una broma, y apaga el televisor. Vuelvo a reproducir el video y ella vuelve a gritar, y yo la vuelvo a llamar. Me atiende y me dice que si quiero robar, que simplemente la deje ir. Yo no quiero robar, yo la quiero a ella.

Cansado del show, me pongo manos a la obra y me encamino hacia la entrada de la casa. Ella ya cerró todo con llave, pero años en este oficio trae consigo sus trucos por lo que logro entrar fácilmente, sin siquiera que ella me escuche.

No tengo que investigar mucho hasta encontrarla, está escondida en uno de los armarios, tratando de no hacer ruido, pero fallando al no poder contener sus lloriqueos. 

Al abrir la puerta del armario nos miramos, sus ojos se agrandan de la sorpresa e intenta escapar por al lado mío, pero es demasiado tarde porque mi navaja ya está clavada en el costado de su estómago.