Son las primeras horas de la mañana, antes de que salga el sol, y se puede escuchar a alguien más en la casa. ¿Qué sucede? Se supone que su madre ya se fue a trabajar. El ruido es claro, es alguien en la cocina. Lo primero que hace es llamar a la policía, pero sabe que tardarán mucho en llegar.
Con mucho miedo decide ir a investigar y ve a un chico. Es Juan, su mejor amigo. ¿Qué hace aquí? ¿Cómo logró entrar? Él no contesta ninguna de sus preguntas y ella comienza a entrar en pánico. Mientras más preguntas hace, él más las evade y comienza a ponerse nervioso. Agarra uno de los cuchillos de la cocina y lo mantiene a su lado mientras que, al mismo tiempo, logra ir empujándola hacia la puerta de su casa.
Sin darse cuenta, entre el miedo y la imposibilidad de razonar lo que está ocurriendo, se encuentra parada en la calle, viendo a través de la ventana como su amigo se apodera de su casa como si nada pasara.
Está segura de que todo esto es un mal entendido. Juan jamás le haría daño, sólo agarró el cuchillo para asustarla. O eso es lo que elige creer.
De repente ve cada vez más gente adentro. ¿Por donde están entrando? ¿Por qué están haciendo esto? Desesperadamente, vuelve a llamar a la policía. "¡Están usurpando mi casa!" grita desde su lado del teléfono. La voz del otro lado, muy monótona, le dice que se tranquilice, seguro son sus familiares. ¿Acaso se está volviendo loca? No son sus familiares, ya no sabe quiénes son todas las personas que están ahí adentro.
Sin saber qué más hacer empieza a gritar pidiéndoles que se vayan. Que por favor la dejen entrar a su propia casa. Ellos la miran. La escuchan. Pero no contestan a ninguno de sus pedidos. Lo único que puede hacer es ver cómo se mueven por la casa como si fuera suya. Todos se ven muy serios y concentrados en lo que sea que están haciendo.
Cuanto más intenta entender qué está pasando, más se desespera. A este punto está sollozando, sentada al lado de la puerta. Necesita recuperar su casa. Juan jamás le haría daño.
¿Verdad?
Es en ese momento cuando alguien abre la puerta. Es una chica que jamás había visto antes. Antes de que pudiera decir algo, la chica la invita a pasar, haciendo caso omiso al estado en el que se encuentra y a sus preguntas. La lleva hasta el comedor de la casa donde está todo decorado y están todos esperándola, vestidos con túnicas blancas. Hay flores por todos lados, guirnaldas y globos. Pero no puede ver a Juan en ningún lado.
"¡Sorpresa!" dicen todos al unísono. Ella no entiende qué está pasando. ¿Quiénes son estas personas? Entre tanta conmoción puede escuchar a alguien explicar que simplemente estaban decorando por su cumpleaños. Y es en ese momento que puede ver la frase Feliz Cumpleaños escrita en la pared con lo que cree que es pintura roja.
Ella se acerca para verlo más claramente y tratar de entender qué es lo que está pasando cuando sus pies se topan con algo en el piso. Es un cuerpo. Es Juan, cubierto de sangre e inmóvil. No está respirando.
Levanta la vista, completamente helada de terror y ve que todos sus invitados se encuentran con una sonrisa en sus caras y llevan con ellos un cuchillo de cocina lleno de sangre.
Es también cuando se da cuenta que la pintura en la pared no es pintura roja, que hoy realmente es su cumpleaños y que Juan le había prometido sorprenderla en grande en este día tan especial.